Con anterioridad al siglo XIX, la casa fue en realidad una multitud de varios corrales y solares fuera del límite del casco antiguo.

La necesidad de la villa de expandirse más allá de estos, y por tanto de cruzar los portales existentes antiguamente (empleados para cerrar la población y que mantuvieron en pie hasta la Segunda República), configuró nuevos ensanches urbanos , entre los que la actual calle Caseres, surgido a comienzos del siglo XIX.

Lo que hoy corresponde a Cal Tomàs fueron inicialmente dos casas, una de las cuales y guiándonos por la datación de la portada que hoy en día se conserva erigió en 1853, de la otra estimamos que fue construida en periodo similar y anterior al 1860, y de la que conocemos también que durante mucho tiempo fue una carnicería.

De este periodo puede destacarse el antiguo "chimenea" (chimenea) que puede observarse todavía hoy, al subir por las escaleras. Pero fue a partir de la Guerra Civil, cuando la suerte de las dos casas se decidió: el día 2 de septiembre de 1938, en uno de los oscuros episodios de la guerra, un proyectil proveniente de una avioneta que buscaba un polvorín situado varias calles más arriba, impactó en una de las casas, destruyéndola parcialmente.

Fue de esta manera, y durante la posguerra, que ambas casas se reformaron y se convirtieron en una sola, siendo el que conocerse durante mucho tiempo como Ca Benito. El día 8 de agosto del 2002, Tomás compró la casa con la idea de hacer un alojamiento rural en que llamaría Cal Tomàs. Entonces en la casa había mucho trabajo por hacer y cómo las reformas no son nunca tarea fácil, tuvo que exprimir la cabeza. Para intentar encontrar la perfección en esa obra casi faraónica, restauró la casa con elementos típicos de la arquitectura tradicional de la zona, añadiendo otros con un toque exótico (la carpintería de la casa es de madera de "melis "(tea) proveniente de las vigas del tejado de la Iglesia de Gandesa datada de principios del siglo XVIII, esto presupone la existencia en la casa de madera milenaria por las dimensiones de las" jácenas "empleadas, ya que éstas en el Durante talarse debían tener un mínimo de entre 600 y 700 años). Finalmente, todos los esfuerzos dieron su fruto, y la casa abrió sus puertas a finales del 2004

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